abril 20, 2024

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Crisis energética, la carga de coches eléctricos cuesta un 161% más que el año pasado

Crisis energética, la carga de coches eléctricos cuesta un 161% más que el año pasado

Roma – Para cargar el coche eléctrico hoy, se gasta un 161% más que el año pasado. Los datos provienen de un análisis de Facile.it que examinó el consumo de algunos modelos eléctricos y los comparó con vehículos similares de gasolina o diésel.

Y el aumento de los costos de la energía amenaza con dañar la movilidad eléctrica. Hace doce meses, por todas las simulaciones realizadas, estaba claro que el coche eléctrico era el más barato desde el punto de vista del coste del combustible, ya que, dependiendo del modelo, el coste era un 50%-70% inferior al de gasolina y versiones diésel. Explican los expertos de Facile.it. “Debido a los aumentos en los precios de la energía, este no es solo el caso hoy en día, sino que en algunos casos, repostar un vehículo eléctrico cuesta más que un vehículo convencional. Y si quieres conectarte a un poste en la calle, en lugar de recargar desde un enchufe doméstico, los precios serán más altos”.

Para realizar el análisis, el comparador examinó tres modelos de automóviles en sus versiones totalmente eléctrica, diésel y gasolina, teniendo en cuenta el consumo declarado por los fabricantes de automóviles (basado en el ciclo mixto WLTP), la energía y los precios de los combustibles. Para la energía eléctrica se consideró el costo de recarga de la vivienda, utilizando como valor de referencia las tarifas del mercado protegido aplicables en octubre de 2021 y octubre de 2022, mientras que para gasolina y diésel se utilizó la tarifa promedio de la columna. En septiembre de 2021 y en la última semana de septiembre de 2022.

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subparte b

El primer análisis se refiere a un SUV, segmento B, con una cilindrada de 100-136 CV. En la versión diésel, el coche tiene una autonomía de 24,4 km/l, en gasolina – 19,6 km/l, mientras que el coche eléctrico recorre 6,3 km/kWh. Mirando un recorrido de 1000 km, resulta que el motor diésel, desde el punto de vista del combustible completo, es el más barato: 71 euros es suficiente, mientras que la gasolina necesita 83 euros.

El último lugar es la versión eléctrica, que necesita 85 euros de electricidad para cubrir los kilómetros indicados.

Coche con parte C

La segunda simulación examinó una berlina, clase C, de cilindrada de 130-150 CV, en versiones diésel (22,5 km/l), gasolina (18,7 km/l) y eléctrica (6,6 km/l). kilovatios-hora). También en este caso, el coche que menos gasta en combustible es el coche diésel; Por 1000 kilómetros, el conductor gasta 77 euros, mientras que en un coche eléctrico son 80 euros. El menos eficiente en este caso es el modelo de gasolina, que cuesta 88 euros.

sedán parte D

La tercera simulación es la única en la que a día de hoy el modelo eléctrico sigue siendo el más cómodo en cuanto a repostaje. Para el simulador, un sedán, clase D, cilindrada de 249-286 CV, híbrido ligero de gasolina (13,2 km/l), híbrido ligero diésel (16,1 km/l) y eléctrico (5,4 km/kWh). Dado el kilometraje de 1000 km en este caso, el coche eléctrico, como decíamos, es el más económico: solo se necesitan 99 euros de electricidad, mientras que para el diésel se necesitan 108 euros de combustible y para la gasolina 124 euros. euro.

Sin embargo, hay que decir que con respecto a la berlina de la Parte D, si bien la versión eléctrica es más barata en términos de costos de recarga que el equivalente endotérmico, se debe tener en cuenta (de hecho, esto también se aplica a otras partes) de el costo de compra del automóvil, Ciertamente más alto que las versiones tradicionales, incluso neto de los incentivos estatales que existían en ese momento.

También habría que añadir otro elemento a la valoración: Actualmente, quienes no disponen de sistemas de energías renovables capaces de recargar un vehículo eléctrico sin los costes de conexión a la red, además de pagar más por la propia recarga, deben saber que una parte importante de la la energía producida y utilizada proviene para este fin de fuentes no renovables, como el gas, el petróleo y el carbón. En definitiva, una opción ostensiblemente “ecológica” puede suponer una recuperación tanto en los costes operativos como en la propia valoración de hacer una opción “verde”.